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El aire está prendido, pero sudo como un chancho a la parrilla. Me seco la frente con la punta de los dedos mientras el tipo no para de mirar mis papeles. ¿Y los antecedentes? Ahí están, los abrochó la chica en la otra hoja. Él la da vuelta. Bueno, bien, se pone a decir en voz baja, como si hablara solo; bien, bien. Después se tira para atrás en la silla y cuando se lo ve que está por decirme algo arranca a sonarle el celular. Disculpáme un segundo. Y lo agarra. Sí, Rubén, decime.
Lo miro de refilón. Camisa verde arremangada, barba candado; una cicatriz toda doblada en la frente, como un navajazo en una madera. Atrás el cartel de San Isidro Security, un cajonero de hierro con un helecho arriba y al lado una foto enmarcada que por el reflejo del sol no se ve. El tipo se pone a chistar. ¿Otra vez? ¿Cuántas van ya, viejo? Tiene el teléfono bien apretado contra la oreja, rebota contra el respaldo móvil de la silla. No, este mes, digo, ¿no es la tercera ya? No, no; entonces no la pateemos más. Nosotros ponemos la cara, no el descansado ese. Agarra una birome con la mano llena de anillos. No, yo ya me estoy yendo. Que se pase a la tarde.
Y corta.
Disculpá, mueve la cabeza, me agarraste en un baile. No hay drama. Levanta otra vez los papeles. A ver, a ver. Julián Iñiguez. Experiencia en seguridad no tenés. No. Está, y los ojos siguen bajando. ¿Así que del setenta y tres? Mirá, somos del mismo año. Y misionero. Misionero. Y ahora estás parando en. Loma Hermosa. Tres de Febrero, ¿no? Tres de Febrero. Conozco, sí; de pibe trabajaba ahí en Podestá. Y a ver, acá dice que estás conviviendo. ¿Hace cuánto? Doce años. ¿Hijos? Uno, por parte de mi mujer. ¿Edad?
Comprá el libro con audiolibro incluido
Julián pasa sus días metido adentro de una garita de seguridad sin nada más que hacer que observar los movimientos de las casas y tomar nota de cada cosa que ve.
Garita es una novela de un realismo y una precisión apabullantes, en un entorno que se vuelve claustrofóbico, plagado de amenazas, mientras otro tipo de peligros se tejen lentamente del otro lado de la Panamericana. Una historia sobre las distancias, el cruce de realidades y sobre algunas miserias humanas que son transversales a todas las clases sociales.
Matías Lucadamo nació en Buenos Aires, en 1984. Estudió Letras en la UBA. Publicó relatos y artículos en diversas antologías y revistas como La Agenda BA y El tiempo fue hecho para ser desperdiciado, una selección de narradores argentinos editada en Chile. Su relato Tormenta fue elegido para participar del proyecto «Cuentos a la calle». Su texto Los gatos integra la Colección Transurbana, una antología de relatos sobre el conurbano. Garita es su primera novela.
Los libros de la Colección Ligera tienen tramas ágiles e historias que mantienen el ritmo y logran atrapar hasta la última página. Los personajes son cercanos y muestran que en lo cotidiano está siempre la semilla de lo extraordinario. El lector es absorbido por la trama en el momento preciso en el que la vida del protagonista cambia y toma un rumbo inesperado a partir de un acontecimiento puntual.
En Orsai hacemos algo que no vas a encontrar en ninguna editorial del circuito tradicional: todos los libros que integran la Colección Ligera tienen su versión en audio, completamente gratuita.
Los usuarios registrados en Orsai pueden escuchar esta historia en la voz de Juan Cruz Cárrega (Buenos Aires, 1976). Es un actor con experiencia en teatro, cine, publicidad y televisión, que estudió para especializarse en doblaje. Además, se formó en locución en el ISER. Narró numerosos audiolibros en castellano neutro y rioplatense para toda latinoamérica, y trabajó en programas televisivos como Prueba en humanos y Casados por el diseño. Como si fuera poco, hizo la voz del «Sr. Fantástico», de Marvel.
https://youtu.be/U756z3mLDq0